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jueves, 1 de julio de 2010

Charito Rojas - Chavismo mágico

tomado de http://www.noticierodigital.com/2010/06/chavismo-magico/

Junio 30, 2010

“Todo lo que una persona recibe sin haber trabajado para obtenerlo, otra persona deberá haber trabajado para ello, pero sin recibirlo. El gobierno no puede entregar nada a alguien si antes no se lo ha quitado a alguna otra persona. Cuando la mitad de las personas llegan a la conclusión de que ellas no tienen que trabajar porque la otra mitad está obligada a hacerse cargo de ellas, y cuando esta otra mitad se convence de que no vale la pena trabajar porque alguien les quitará lo que han logrado con su esfuerzo, eso, mi querido amigo, es el fin de cualquier nación. No se puede multiplicar la riqueza dividiéndola”. Dr. Adrian Rogers (1931-2005) Ministro Bautista norteamericano, autor de 18 libros y moderador de programas de radio y tv.

Llegamos al momento preciso en que cualquier gobierno decente habría renunciado ante la enormidad del desastre ocasionado por una gestión corrupta e inepta. Por un caso de espionaje político que la prensa bautizó “wartergate”, renunció el presidente de Estados Unidos Richard Nixon. Pero en un país de comiquita como éste, donde los Presidentes se pasean con sus amantes en las narices de sus gobernados y se divorcian escandalosamente en ejercicio del cargo, lo que cabe es mamar gallo parejo ante el episodio de Clinton con la Lewinski, que casi le costó el cargo. Porque la moral de los hombres públicos sustenta los pilares de un país con valores.

Los gobiernos deshonestos son un mal ejemplo para sus países y peor que eso, arrastran una nación por el despeñadero de la corrupción, hecho que se ve reflejado hasta en los más pequeños detalles de la vida diaria. No es por causalidad que en los países con malos gobiernos, sus ciudadanos se acostumbren a la impunidad ante las faltas. Cuando no hay valores sociales la vida se transforma en un torneo de supervivencia entre delincuentes. Los pequeños delitos y faltas que son tolerados indefectiblemente desembocan en una conducta masiva de anarquía y delitos mayores.

Los poderes públicos tienen como función administrar el patrimonio de un país, hacer que se cumplan las leyes, castigar a quienes las violen, para lograr una convivencia pacífica, próspera y justa. Qué bonito suena. Sobre todo en Venezuela, donde el gobierno no sólo es el primer infractor de la Constitución y las leyes sino que además pareciera incitar y proteger a quienes delinquen. Esto, en once años de gobierno, ha exterminado la democracia y la paz.

Una cohorte de sinvergüenzas rodea al poderoso, adulando y sacando provecho, en la cruzada de corrupción más descarada. El control del país lo ha logrado el jefe con el arma más poderosa y vil: el dinero que engullen los boliburgueses, que a cambio de esas fortunas amasadas con fondos públicos actúan como una secta fanática en defensa de la “revolución”. La técnica del escándalo que tapa a otro escándalo, no permitiendo juicio y con escaso lapso para el rechazo, logra que la realidad se desdibuje, que la capacidad de asombro sea cada vez menor y que los venezolanos terminen reaccionando con un asombroso encogimiento de hombros y una conformidad bien lejana al espíritu libre que siempre les ha caracterizado.

En 11 años hemos presenciado los escenarios más bizarros posibles. Puro chavismo mágico. Al principio nos daba mucha risa lo de los gallineros verticales, los cultivos hidropónicos en la avenida Bolívar, las rutas de la empanada y hasta la Constituyente pareció una novedad. Incomodaban las cadenas, pero reíamos aquel Presidente cantando rancheras, disfrazándose y diciendo barbaridades. Nos consolábamos pensando que iba ser pura bulla y que en las elecciones lo cambiaríamos como a los anteriores. Pero no, muy pocos intuyeron la verdadera fuerza del mal que se avecinaba. Los políticos todavía creían que podían negociar… como siempre. Después de los horribles acontecimientos de abril de 2002 escribí que sería muy difícil sacarlo: él se aferraba (como lo hace cada vez que le conviene) a la Constitución. Para los demócratas privó esa razón y no el deseo de eyectar cuanto antes del poder a quien evidentemente preferiría implosionar el país que entregar el poder.

Y esto se confirmó con la huelga de diciembre de ese año: casi dos meses con el sector productivo del país inmolándose como medida “in extremis” para darle una salida a un gobierno que se había escapado de los límites. Ante esa gran pérdida económica, con una polarización dañina, ese hombre no tuvo la sensatez, la generosidad, la hidalguía de reconocer que estaba errado, que el país inteligente quería decirle algo para el bien de todos. No le importó Venezuela. Solo le importaba y le importa permanecer en el poder. Como sus panas Fidel, Ghadafi, Mugawe, Lukashenko, Kim Il Sung.

El mundo al revés es el sino de un gobierno que exalta a los corruptos y llama pendejos a los académicos; que importa a cubanos mientras los profesionales venezolanos huyen por miles de la inseguridad y falta de oportunidades; que habla de matar, pulverizar, destruir, borrar del mapa, atacar, acabar a los disidentes demócratas pero no dice una palabra de acabar con los asesinos que seguramente votan por él y que están diezmando a una población indefensa. Sólo le atormenta su propio magnicidio, ficción creada por sus miedos, porque el que le debe la teme.

Vende el petróleo de Venezuela a precios por debajo del mercado, con 15 años para pagar la factura, años muertos y al 2% de interés, un interés del que no gozan los venezolanos en ningún renglón. Y encima, se dan el lujo de no pagarnos. El dinero de los venezolanos alimenta a cientos de círculos bolivarianos alrededor del mundo, paga lobbys políticos, hace negocios malos a cambio de apoyos internacionales. Quien se cree dueño del país se permite hacer regalos opulentos a sus amigos: 1.100 millones de dólares, suficientes para rescatar y dotar todas las escuelas de Venezuela le ha dado a su amigo Daniel Ortega para que se perpetúe en Nicaragua; a Evo le financia créditos, aviones, misiones y hasta le construye una escuela naval, para cuando Bolivia tenga mar. A Cuba nada le niega, Venezuela entera y sus recursos están al servicio del “padre” Fidel.

Lo extraordinario no es que venga uno a quien le dimos el garrote a vender el país al precio que le su gana. Lo extraordinario es que se lo permitamos. Lo extraordinario es que 75 empresas y más de dos millones de hectáreas hayan sido expropiadas o confiscadas sin que ley o juez alguno ampare a los legítimos dueños. Lo extraordinario es que este país petrolero tenga en el exterior a miles de profesionales expertos trabajando para otros países, mientras ineptos revolucionarios revientan a Pdvsa y la arruinan, sin que haya sanciones para este crimen. Lo extraordinario es que se pudran 122.000 toneladas de comidas y el Tribunal de La Haya no juzgue este delito de lesa humanidad. Lo extraordinario es que ese aspirante a sempiterno se atreva a amenazar en cadena nacional a medios y periodistas, perseguirlos y encarcelarlos y después diga que aquí hay libertad de expresión. Lo extraordinario es que todavía haya en este país venezolanos lambucios y vendepatria que acompañan y justifican esta canallada contra sus compatriotas.

Lo extraordinario es que en este “chavismo mágico” no haya un solo Buendía que se le pare de frente a este hombre para exigirle respeto hacia los ciudadanos, respeto a su investidura y sobre todo, respeto a la Constitución y a los resultados electorales tanto del 26 de septiembre como de diciembre del 2012, cuando los venezolanos que seguimos aquí luchando por ser libres y prósperos le diremos con meridiana claridad lo que pensamos de él y de su revolución de pacotilla.

AQUÍ ENTRE NOS

* El juego de moda en YouTube se llama “La Isla Presidencial” y es una especie de “Lost” protagonizado por 12 mandatarios latinoamericanos y el Rey de España, que fueron invitados a una cumbre por el Presidente de Brasil. En un paseo en yate, los presidentes de Colombia y Venezuela se pelean por el control del timón y el yate naufraga. Los mandatarios se ven obligados a convivir en una isla solitaria, sin comida y sobre todo, sin poder. El sitio tienen más de 150.000 visitas y sus autores son los del sello “El Chigüire Bipolar”: Oswaldo Graziani, Alvaro Mora y Juan Andrés Ravell, hijo del ex director de Globovisión.

*Los empleados del aseo urbano siguen quejándose. Ahora son los de Naguanagua, que laboran para una empresa llamada inversiones y servicios CT bajo el mando de la Lic. Peggy Márquez que me escriben denunciando que no tienen botas de seguridad ni mascarillas; el sitio donde permanecen, llamado punto control, no tiene baños ni agua; los camiones recolectores no tienen estribos y ellos pueden caerse por el deterioro de las vías. También se sienten humillados por sus supervisores y dicen que la señora Márquez no les paga a tiempo los bonos y los cesta ticket, que los obligan a trabajar hasta tarde sin cancelarle los viajes extras y que si no lo hacen los botan, violando la inamovilidad laboral. Ellos esperan que lo publicado en esta columna los ayude a mejorar sus condiciones.

*Muy agradecida por la infinidad de mensajes por todas las vías que recibí en el Día del Periodista, estimulantes y cariñosos. Comparto uno con ustedes: el que envió desde las islas Canarias el profesor Yeray Rodríguez, de la Universidad de Las Palmas, quien escribió un soneto, dedicado “Para CHARITO ROJAS y todos los PERIODISTAS Incomprendidos de VENEZUELA”. Un pedacito:

Brindo por el periodismo

que se ejerce sin dobleces,

que no se vende a intereses

y es siempre fiel a si mismo.

Brindo por el heroísmo

del periodista que hostiga

la corrupción, la intriga

el dolor o la maldad

y que cuenta la verdad

aunque duela que la diga.

Hasta el próximo miércoles

Charitorojas2010@ Hotmail.com
Twitter:@charitorojas

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