Marillion tuvo la suerte (y hasta cierto punto no tanta) de contar con Fish. Su partida ocasionó un efecto similar al de Peter Gabriel en Génesis: progresivamente cambiaron de sonido a la medida de que perdían parte de su público y ganaban otro. Yo soy de los que se quedan con el Marillion de Fish, su música tendía más hacia el rock y a la voz, carisma y empuje de Fish es difícil encontrarle paralelo. Por otra parte, el trabajo de la banda ha ido decayendo con el paso de los años y perdiendo protagonismo en la escena. Una muestra de ello son sus setlists llenos de canciones con años de antigüedad.
Steve Rhotery en la guitarra es el único miembro original de la banda hasta que se consolidó la misma con la alineación actual a principios de los ochentas. Su estilo de tocar recuerda a David Gilmour y su presencia en tarima es más del típico músico de rock progresivo británico serio, semi formalmente vestido, rara vez sonríe pero hace todo a la perfección acompañado con un continuo cambio de guitarras. Peter Trewavas tiene una personalidad más rockera, vistiendo una camiseta, converse y cabezeando, este excelente bajista demostró en vivo los pergaminos que le acompañan y lo llevaron a colaborar con la super banda progresiva Transatlantic. Mark Kelly en los teclados y Ian Mosley en la batería complementan el quinteto, un poco más atrás del resto de la banda y más ocupados en lo suyo.
En el setlist tengo mis quejas, obvias cuando reconozco que soy fan de la era Fish, para mi una de las más sólidas de banda alguna del género. En comparación a los conciertos del 92 en el Poliedro la presencia de canciones de esta era decayó, como era de esperarse ante el paso de los años y producción de nuevos discos. Sin embargo, no escuchar Heart of Lotian, una de mis canciones preferidas de cualquier banda, me entristeció un poco.
Arrancaron con Cover My Eyes (Holidays in Eden), apropiada para levantarle rápidamente el ánimo al público. Siguieron con Slàinte Mhath (del Clutching at Straws de la era Fish) con Rhotery luciéndose en la guitarra, excelente canción. Para salir rápidamente de las canciones más conocidas por los menos conocedores de la banda siguió Beautiful (Afraid of Sunlight), una bella balada que junto a Cover My Eyes abrió la banda a un público más amplio en los noventas. En el mismo tono tranquilo y armonioso tocaron Easter (Seasons End) en donde nuevamente Rothery se lució con el espectacular solo de esta pieza.
Con un sampleo arrancó You're Gone (Marbles) la canción más reciente de las presentadas esta noche, una apuesta por un sonido más moderno y pop, no muy acorde a mi gusto. Seguiría Afraid of Sunlight, canción que tenía años sin escuchar y produjo un revuelo en mi cerebro al recordarla, excelente coro. De su siguiente disco, This Strange Engine, tocarían Man of a Thousand Faces con su guitarra clásica para volver al Afraid of Sunlight (el disco junto a Season's End con más presencia en el setlist con 3 canciones cada uno) con King.
Llegaría el momento más emocionante de la noche, Hogarth lo anticipó con algo parecido a "seguro ésta se la saben" y así fue. Kayleigh por bastante fue la canción más coreada. De principio a fin casi todo el público la cantó. Una verdadera joya de esta banda. Lástima que no siguieron con Lavender como lo pide la música y el disco, como así habían hecho en el Poliedro. La primera tanda de canciones terminaría con el piano de Kelly en Neverland (Marbles), otro momento para que se luciera Rothery.
Los músicos desaparecieron de la vista del público para el típico encore volviendo con dos temas del Season's End (primer disco sin Fish): las movidas Hooks in You y The Release cerrando con una Sugar Mice (Clutching at Straws) que extraña a Fish. Se volverían a ir los músicos. Cuando parecía que todo terminaba, ahora si en serio, sorprendieron al regresar para tocar y finalizar la noche con Splintering Heart (Holidays in Eden)
Como teloneros se presentó Gaelica ante un público un tanto apático ante su presencia y que poco a poco se fue ganando hasta versionar Kashmir de los Zeppelin, fue excelente.
La organización de MainEvent fue impecable: buena logística, buen sonido y buena dotación de whisky para el público entradito en años que se sacudió la corbata por un rato, recordó momentos de su juventud y que se llevarán en el recuerdo este buen show.