01-11-2007 10:49 pm
Reseña por: Guillermo Rodríguez
Chacaito siempre ha sido la sede por excelencia del punk y del rock en cualquier aspecto, un lugar para que los malditos sean bien malditos y los poser lleven peinillazos. Se ha mantenido así desde que Gillman usaba doble capa en el liceo y lo seguirá siendo hasta que los Altopana cumplan 40 años. El lugar ha visto de todo, toques, coñazas, tribus urbanas, buhoneros y atracos; todo menos una locura como lo que pasó en Vallenatos el lunes 29, senda ponchera de jabón azul.
Doña Maldad de Maracaibo fue la banda nacional que abrió el concierto, por más de una hora dieron una demostración de lo que es un excelente punk rock, e hicieron que todo el mundo se matara en el pogo. Increíblemente nadie salio herido durante su presentación. La olla parecía una licuadora llena de botas militares, gelatina y tufo.
The Casualties es una banda que viene de New York, siendo uno de los principales representantes de la movida Street punk Oi! mundial y haciendo desastre en cualquier lugar donde tocan. En esta visita, no pudo acompañarlos su guitarrista Jake, a quien el día anterior se le trancó el pechito en Chile así que se quedó allá echándose Vick Vaporub.
Comegato Producciones tuvo que buscar un reemplazo, el elegido fue Christopher "Papelillo"Alamo, guitarrista de la ya extinta agrupación EstuprOi! El pana se enfrentó a este despelote con una buena actitud.
La banda solo tocó 10 temas, entre los cuales estaban Punx United, El futuro esta destruido y versiones de The Ramones y de la banda española Eskorbuto. El concierto no duro más de 40 minutos, gracias a toda la paja que hablaba el vocalista, haciéndonos entender que habla español y es bien punketo ¿Por qué todos estos tipos son idénticos? Mientras metía uno de sus discursos, el cabezal del amplificador de Papelillo se quemó, por lo cual la historia llegó a su fin, era imposible continuar. Esta situación enfureció de gran manera a todos los piedreros que estaban ahí, empezaron a pedir su dinero y como todos los productores y bandas se enconcharon, volvieron leña el local.
En mi vida había sentido un temor tan grande como el que sufrí al ver tantos Tukipunks partiendo vidrios de carros y llevando plomo y peinillazos por la Policía de Chacao y la Guardia Nacional. Algunos lo vieron como una actitud exagerada por parte de los agentes de la ley, pero ¿Qué esperaba esa gente si estaba destruyendo todo? ¿Qué mandaran a Yon Goicoechea a pararlos? Confiar en un monopunk es como confiar en un hippie: ninguno se baña lo suficiente como para inspirar confianza.
Fue un concierto bien balurdo, gracias a la desorganización, la banda y sobre todo, el público. Seguramente fue el último concierto de rock que se llevará a cabo en Vallenatos, madriguera de los chacaiteros por más de dos años. El público cumbiero que frecuenta ese sitio seguramente nunca le ha destrozado la camioneta al dueño del local.
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