Gana el Madrid y su público le pita. Pierde el Barça de forma ¿sorprendente? y, ni que sea un momento, uno solo, y el ánimo de muchos liquida el silbido de unos pocos. Feo. Este equipo, este técnico, se merecen, porque se lo han ganado, respeto y confianza de todos. De los grandes, los dos más grandes, nadie se fue contento a casa la noche del sábado. El que ganó porque en lo futbolístico su gente espera más. Y no un poco, mucho. El que perdió porque su gente no lo reconoció. La vara de medir para los dos es exactamente la misma: el nivel Barça y en su mejor versión. Un listón, en el inicio de septiembre, demasiado exigente para ambos.
Más allá de quién va por delante de quién tras dos jornadas, los problemas del Madrid son lógicos, normales y aceptables. Allí hay mucha gente nueva entre técnico y jugadores. Y no por primera vez, sino por enésima vez en los últimos años. Empezando no de cero, pero casi, es imposible jugar de maravilla y menos aún como el mejor Barça. El Madrid ha fichado un técnico resultadista pero no por ello menos cualificado. El resultado siempre lo primero. Y el resultado lo trabaja primero por la organización y luego por el fútbol. Ahora mismo, es lógico, normal y aceptable, Mourinho está en plena fase de organización. Y así será en los próximos no dos o tres partidos, sino en los próximos dos o tres meses. Por tanto, no hace falta repetir, insistir, tras cada partido que no juegan bien porque cada semana será igual. Hasta que dé con la tecla, las teclas, para que el juego de asociación se sume a lo que quiere consolidar: organización y resultado.
Cansados de ganar
Si el palmarés de Mourinho le blinda de entrada, el palmarés de Guardiola, más corto en trayectoria, pero más consolidado en su apuesta futbolística, parece no tener igual blindaje. Un tropiezo, sonado, sí, ante un recién ascendido, sí, y muchas son las voces que le discuten por qué pones a este y por qué quitas al otro. Rexach me lo dijo un día y tenía razón: los catalanes se cansan hasta de ganar. Lo apunté la semana pasada y me reafirmo. Este verano han ocurrido demasiadas cosas en lo extradeportivo que, más pronto o más tarde, pueden tener incidencia en el terreno de juego. Si lo del sábado se queda en accidente, perfecto. Pero hay muchos números para que cueste arrancar más de lo que creían los que estaban convencidos de que el equipo había comenzado como un tiro.
Podemos analizar estrictamente lo que ocurrió ante el Hércules. De salida, uno nuevo por línea (Adriano, Mascherano y Villa) más un lateral reubicado a central. Con este último detalle, más novedades incluso que el propio Madrid, que también alineó a uno nuevo por línea (Carvalho, Khedira, Özil). Todos, incluso Villa, se han de adaptar en mayor o menor medida a todo y a todos. Y si ya es difícil ejecutar bien el estilo Barça con los que se conocen de memoria el libro de estilo, más difícil resulta hacerlo con uno nuevo por línea. ¿Por qué lo hizo Guardiola? Porque lo de este verano del 2010 no le deja mucho margen de maniobra. Puyol y Xavi son los primeros que están pagando ya no el peaje del Mundial, sino la locura arriba y abajo, a otro continente, México primero, Argentina después, en menos de un mes. ¿La culpa es del virus FIFA? De haber jugado únicamente en Liechtenstein, daría risa planteárselo. Desafortunadamente, Liechtenstein solo fue la parada intermedia entre México y Argentina.
Descansos razonados
Xavi, hoy, ahora, está en plena pretemporada. Por eso le ponen sólo un rato. En Santander, en Argentina, el sábado. En plena pretemporada en plena temporada. Fantástico. Y por esto descansó Busquets. Y Milito. Y Pedro. Y Puyol, en la grada con el alta médica. No fue un capricho. Y los que salieron, todos buenos, que podrían ganar a casi todos estando finos, pueden perder ante cualquiera cuando se suman varios factores.
Este verano han pasado demasiadas cosas y costará digerirlas. Cambio de junta, cambios en el área técnica, cambio de jugadores y alguno motivado por razones económicas, no deportivas; un Mundial, viajes y cambios de horarios sin entrenar siquiera, todo suma para restar. Jugar tan bien como el mejor Barça es muy difícil. Lo es incluso para el propio Barça. Todos lo harían si fuera fácil.
Puestos a ver la botella medio llena, mejor perder ahora, segunda jornada de Liga. Un aviso para la Champions que se abre mañana. Y para el domingo que viene con la visita al Calderón. Costará. Venimos de demasiados líos que nada tienen que ver con Guardiola, con lo técnico. Pero será el entrenador, con lo que tiene, el que tendrá que tomar decisiones.
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